8.1.10

“Why?”: A Question for Baseball Fans Everywhere.

The lights go out on the stadium. The roar of the final curtain call still haunts the empty seats. The locker of a legend it’s now an empty box, soon to be occupied by an upcoming rookie. As the news of an official retirement starts spreading like wild fire on twitter feeds, facebook status and articles on the blogosphere, newspapers allover then Nation print images of “the good old days” and showcase list upon list of numbers that would make an IRS official dizzy. The verdict that sums every article is unquestionable: “This guy was special. He's Hall of Fame caliber.”

The player satisfied with a career of accomplishments moves on with his life outside the diamond. Some remain attached to the game, others look to enjoy what they couldn’t for so many years. But 5 years into their retirement we pull them out into the spot light and bombard them with interviews, forums discussions and speculations. We thread out every single aspect of their lives, baseball related or not, just to satisfy our gory need to dissect their humanity and prove they were from this planet. And after months of tossing their names, stats and lives towards every single wall looking for something that sticks, we leave their fates to a panel of unnamed judges who feel all mighty because they get to decide who goes to heaven among those who once were revered as gods. Wave after wave of Baseball’s greatest wait anxiously every January for their phone to ring. For some that phone call comes right away. Others have to gather patience and wait, wait, wait. Some die waiting. So the biggest question that pops to my mind after every election is, WHY? Why do we have to make our heroes suffer the ego of a bunch of “experts” that most have never grabbed a bat in their lives? Why do we make them feel the agony of having a handful of professional ranters, hold their final recognition just out of reach going “Nah-ah, not this year.”

Andre Dawson finally is given his rightful place in Baseball’s Olympus this year and I’m glad for it. Yet, I can’t but feel disgusted for the injustice committed not only to greats like Raines, Alomar, Blyleven and Martinez, but to Dawson itself. After nine years of waiting for that phone to ring, the story is not that the Hawk soared to immortality, rather how bad the vote system is to leave others behind. Even on the day the writers bestow him of his deserved glory, they steal the attention from the honored with their incompetence. It’s like a bunch of bride’s maids out dressing the bride.

Here’s one for you baseball writers, why? Why did Andre Dawson deserve to enter the Hall of Fame in 2010 but he didn’t 9 nine years ago. What stat changed in all those years for you to have a change of heart? The answer is simple. The Hawk belonged in the Hall of Fame from his very first year, but your ego ordered for you to drag his election. Why does Roberto Alomar have to feel good about his chances for 2011. What will make him more suited in one year? Nothing. He’ll be the same Roberto Alomar you denied entry this year. The only reason why you deny votes is because you feel protected by the secrecy of voting system that allows you to hide your incompetence or apathy towards the great responsibility that has been entrusted to you. A system that if opened would truly identify who deserves to be called an expert. Just remember, if it weren’t for the greatness of the players you judge, you wouldn’t had anything to write about in the first place.

Baseball lover’s we need to unite and ask WHY? Five ballots were returned blank this year. FIVE! That is a disgrace for the Baseball Writers Association of America, a low blow for the players and a insult to the Hall of Fame and to the game. It’s time to demand that every voter displays their card and explains every “yes” and every “no”. They are writers right? Let’s make them write. Writers who fail to recognize the obvious (like the small % that didn’t vote for Cal Ripken Jr. or Tony Gwynn) should be stripped away from their vote and handed to more capable hands. We need more baseball people in the process. Let’s give some votes to the managers, scouts, umpires or living legends of the Hall of Fame. And finally maybe we should even consider making the fans part of the process. I’m not talking about giving them a vote, but definitely the chance to be part of it.

Another thing we need to change is allowing a player to be eligible for up to 15 years. Each year you should only vote for that year's class. If 10 guys are worthy, then vote 10 in. If just 1 guy is worthy, then vote 1 in. It's just stupid to drag an election just because some pencil pusher didn't feel like voting one year or hold a grudge against a certain player. Those 15 years are not there to give a player a chance. They are there to give some really bad decision-making judges get their votes right.

The Hall of Fame is the ultimate honor for a player who made us enjoy the game we love. Why is it so hard for us to give some of that love back to them?

Why?

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28.7.08

RESPECTUS MAXIMUS

Hay experiencias en la vida que sencillamente te roban las palabras. En un abrir y cerrar de ojos, todo el montaje de posibles resultados, de distintas realidades, con el cual tratamos de establecer cierto control de nuestras vidas, desaparece volando en un soplo feroz del viento. Hace un par de días sentí la fuerza de una de esas ráfagas y aún busco la manera de hacer sentido de lo que sucedió. Verán desde que comenzó la era de la blogsfera recuperé una pasión por la narrativa y el análisis para las cuales no siempre encontraba un espacio de desarrollo en el mundo publicitario que paga mis cuentas cada 15 y 30 del mes. Las herramientas de auto publicación de los blogs me ofrecieron el medio para explorar estas inquietudes, sólo necesitaba un norte para enfocar los esfuerzos. El enfoque fueron los deportes. Relegados muchas veces a ser casi una sección de “entretenimiento” dentro de los periódicos, quise ver los deportes en su macro, el aspecto comercial, los efectos sociales, la humanidad de sus historias y claro está los hechos concretos de los que sucede. Me encanta la crónica deportiva y si bien a veces parece que hago el trabajo de un cronista, no me considero un periodista. Recuerdo que durante mis años de estudios universitarios en Artes de la Comunicación, era compulsorio tomar cierta cantidad de créditos en periodismo. Un día tuve el atrevimiento de anunciarle a mi profesora, la Dra. Milagros Acevedo, que yo era demasiado “creativo” para el periodismo. ¡Qué atrevida es la inocencia! Luego de leer una cantidad de notas objetivas y detalladas sobre el combate entre Cotto vs. Margarito, comprendo la admirable creatividad que poseen los cronistas deportivos. El deporte vs. cualquier otra disciplina dentro del periodismo es posiblemente la sección más difícil para ser realmente imparcial, realmente objetivo, por que el deporte en su naturaleza exige favoritismos. Por eso el comienzo de esta nota, la cual será una oda al respeto, la dedico a la creatividad de los cronistas deportivos, por que el combate entre Cotto y Margarito me sacudió de tal manera que quedé sin palabras y estos maestros de la acción y el lenguaje a sólo minutos de concluida la pelea ya comenzaban a publicar sus recuentos, análisis y opiniones.

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra respeto como veneración, acatamiento que se hace a alguien. Hoy, esta palabra recoge perfectamente lo que siento luego del combate Cotto – Margarito.

Respeto por el evento. Son muy pocos los eventos deportivos, en especial en el boxeo, que sobrepasan las expectativas que se tienen de ellos. El combate Cotto vs. Margarito se vendió como LA BATALLA a la cual se le puso el sello de “la pelea del año.” Con menos de la mitad del año para que el boxeo nos entregue otro espectáculo de este calibre, está será sin duda la mejor del 2008 y sorpresivamente una de las mejores en la historia del deporte.

Respeto por Miguel Cotto. Algo que me fascina del boxeo es que es posiblemente el único deporte en dónde para ganar no tienes que hacer tu mejor actuación, sino destrozar la de tu oponente. En la mayoría de las veces esta destrucción es una física en donde el cuerpo de un púgil sucumbe ante el poder de su adversario. Es una muestra de brutalidad que a veces cuesta mucho digerir. Pero si bien es difícil ver cuando se rompe el físico de luchador, más fuerte es ver cuando lo que se destroza es el espíritu. Miguel Cotto, quién perdió su combate por KO técnico, no salió derrotado físicamente aun cuando tenía su rostro totalmente ensangrentado. A Cotto se le rompió el espíritu. ¿Por qué digo esto? Cotto nunca dejo de ser efectivo a través del combate. Luego de enfrentarse a 987 golpes que lanzó Antonio Margarito, Cotto logró esquivar, blockear la mayoría de estos bajando la efectividad de su oponente a sólo 27%. Mientras tanto Cotto contestaba conectando con una increíble efectividad de 43%. Bajo semejante presión, Miguel no pudo encontrar las fuerzas para terminar el combate. ¿Por qué exponer tu cuerpo al castigo sin piedad de un adversario tan fuerte como Antonio Margarito, cuando estás haciendo todo lo correcto, con efectividad y aun no es suficiente? Ese fue el momento de no más. La paciencia y el empuje de Margarito pudieron más. El Tornado de Tijuana hizo trizas a puño limpio el espíritu del boricua. Por eso mi respeto a Miguel Cotto, por que hay que tener valor para decir no más. Reconocer que el otro fue mejor que tu es un duro golpe del que pocos se recuperan. Por la cara de rabia que llevaba Cotto camino al camerino confío que esta derrota sólo logrará hacerlo más fuerte, así como hizo más fuerte a Margarito su derrota ante Paul Williams.

Respeto Máximo a Antonio Margarito. Desde la primera vez que vi. a Antonio pelear comprendí su talento. Las cualidades de estrella se hacían cada vez más latentes. No podía esperar a un encuentro con Miguel Cotto. Sin embargo mi admiración por Margarito recibió un golpe en su defensa titular ante Joshua Clottey en el 2006. Margarito ganó por decisión unánime, pero esa pelea lo vi perder hasta que Clottey se lastimó ambas manos durante el combate. Y el hecho de que no pudo acabar a un boxeador que sencillamente no podía ni pegarle me hizo cuestionar el espíritu del mexicano. Luego su derrota ante Paul Williams me llevó a pensar como a muchos que lo mejor de Antonio Margarito había quedado en el pasado. Fue esta derrota y la indiferencia del mundo del boxeo la que le dio a Margarito una meta fija a donde llegar. Desde entonces el Tornado de Tijuana a dejado sólo destrucción por donde pasa. Lo hizo en New York contra Golden Johnson, en New Jersey contra Kermit Cintrón y en Las Vegas contra Miguel Cotto. No se puede sentir otra cosa que no sea admiración y respeto por un atleta del calibre de Antonio Margarito. Cuando todos le negaron su espacio entre los grandes, el mexicano demostró su bravía y se hizo camino entre todos lo que trataron de impedírselo. Soy de Puerto Rico y soy fanático de Miguel Cotto, pero si algo tengo que gritarle al mundo hoy es un BRAVO a Antonio Margarito. Eres grande, ojala te paguen con respeto que mereces campeón.

20.4.08

El Bueno, El Malo y El Feo.

Se acerca el momento de la verdad para el boxeo. Su pasado nebuloso, las peleas millonarias sin brillo y la falta de verdaderas súper estrellas han fallado en atraer nuevos fanáticos al deporte. En su lugar ha quedado un cementerio de leyendas a quienes todavía se les lleva flores para tratar de recordar lo buenos tiempos. Peor aún, algunas de esas leyendas se contagian del Thriller de Michael Jackson y salen de sus tumbas para dar un par de vueltas y un Moonwalk que poco nos recuerda a lo que fueron cuando eran luchadores en vida. Aun así, baile de zombies o no, el boxeo sigue siendo un cementerio, pero en el centro de él puede ocurrir un evento que traiga nueva vida a un depor te en busca de nuevas glorias. En los 80 fueron los pesos completos los protagonistas de la gloria, en los 90 vimos un proceso en donde los pesos medianos lucían como la atracción hacia el deporte, en el 2008 es en los pesos más livianos en dónde encontramos a las nuevas estrellas. Y ahora en el centro del valle de los muertos, tres figuras del peso wélter tienen el talento y la atracción suficiente para revivir la pasión por la acción pugilística. ¿Quiénes son estos bandidos que pueden seducir al mundo con una balacera de puños?
EL BUENO - Miguel Cotto: Técnica, defensa y pegada, Miguel Cotto es uno de los boxeadores más completos que existe en el deporte. Su habilidad camaleónica para adaptarse a cualquier situación que ocurra dentro del ring es casi inigualable. Su destreza para arrebatarle la fuerza a sus contrincantes con poderosos golpes al cuerpo es admirable (excepto por el quienes reciben los golpes). Pero lo que hace de Miguel Cotto el bueno, no son sus habilidades boxísticas, sino el hecho de que nunca ha llamado a guerra a ningún oponente. Cotto prefiere concentrar todas sus energías en boxear, dejando que la prensa y su manejador Bom Arum calienten las aguas entre sus rivales y él. El mundo aclama por un combate entre Cotto y Mayweather Jr., luego de sus victorias ante Quintana, Judah y Mosley. Ahora el nuevo astro boricua enfrentará al pegador más peligroso de su carrera ante cuando mida su defensa ante Margarito. En una batalla de pegadores al cuerpo, rivalidad de países y orgullo, una victoria ante el mexicano puede ser la ficha que se necesita para forzar una pelea contra el campeón indiscutible de los Estados Unidos.

EL MALO - Antonio Margarito: Luego de su derrota ante Paul Williams, en donde perdió su título de la WBO, Margarito fue considerado como historia por muchos analistas. Sin embargo esto sirvió de estímulo para el gladiador mexicano y destruyendo en su regreso con un KO en el primer asalto a Golden Johnson. Seguido propino una segunda paliza al fuerte pegador boricua Kermit Cintrón arrebatándole el título de la IBF. Ahora Margarito tiene una cita con la historia cuando se enfrente al aún invicto campeón boricua, Miguel Cotto. De derrotar a Cotto y acabar con el paso a la gloria del puertorriqueño, marcaría su espacio en la historia como uno de los grandes “malos” del boxeo, los púgiles que no sólo le ganan a sus contrincantes, sino que los acaban.

EL FEO – Floyd Mayweather Jr: El Pretty Boy del boxeo, como él se hace llamar, termina siendo el feo en nuestra lista por su actitud de fanfarrón. El talento y la habilidad de Mayweather Jr. son indiscutibles, pero ya los fanáticos del boxeo se están preguntando si su máxima estrella realmente le queda el hambre que se necesita para ser el rey del cuadrilátero. Su status de superestrella le han dado el derecho de rechazar pelear con Antonio Margarito y de hacerse de oídos sordos ante el reclamo de que acepte un combate contra Miguel Cotto. Mientras el púgil escoge los combates que le sirvan para llenarse los bolsillos, como una posible revancha sin atractivo contra Oscar De La Hoya. A parte gasta sus energías en apariciones fuera del cuadrilátero como en el reality Dancing with the Stars y hasta en la lucha libre de la WWE. Francamente ninguna de estas cosas ayudan a su causa en el proceso de dejar un legado por el cual ser reconocido. En este deporte no puedes ser el mejor, si no te enfrentas con los mejores. El combate entre Cotto y Margarito marca el comienzo del reloj para una decisión de Floyd Mayweather Jr. Si quiere retirarse como el mejor, tendrá que enfrentarse contra el vencedor de esa pelea o si no por siempre quedará un asterisco de que no tuvo el valor de poner los puños en donde ponía su boca.

21.1.08

Yo le voy al mío, pero…

Nunca he sido una persona de meterse en peleas. Desde chico he tenido buen olfato para los problemas y siempre supe alejarme de ellos o utilizar la palabra como mi arma en las batallas. Aun así, recuerdo llegar al punto del toma y dame en dos ocasiones, en ambas fue mucho más dame que toma. La que más recuerdo fue una ocasión en la que en un momento de ira le plante senda cachetada al “bully” de la escuela. Acto seguido reboté por tres filas de pupitres. Al sonar el timbre de salida, sabía lo que me esperaba. La pelea con aquel niño, más grande, más fuerte y con más habilidad que yo, ya era el evento más esperado en todo el séptimo grado. Cuando llegó el momento en el que me encontré frente a él lancé como cincuenta golpes, conectando un par de ellos con fuerza. Mi contrincante tiro como 10, conectándolos todos con mucha fuerza. Al final apareció un tipo aun más grande que los dos y nos separó. El “bully” se fue satisfecho por un trabajo bien hecho, mientras que yo caminaba con los ojos llorosos, adolorido. pero con las palabras de aliento del único niño que iba a mi en la pelea: “Le diste y aguantaste todo lo que te tiró.” En otras palabras, perdí con dignidad. Mientras observaba a Tito enfrentarse a Roy Jones Jr. no pude evitar recordar aquel día.

Fuera de clase, así lució un Félix Trinidad que para no haber peleado en 2 años y medio nunca se vio fuera de forma. Tito tiro puños a granel, tratando de hacer lo único que realmente sabe, tirar rectas y ganchos de derecha buscando algún descuido en la defensa del oponente para poder conectar su golpe, el gancho de izquierda. En contra del deseo de Tito, las manos de Roy Jones Jr. nunca permitieron que apareciera ese espacio necesario para conectar la izquierda, aun cuando la mayoría del tiempo se encontraban abajo o en medio de algún baile tipo samba. Tito conectó buenos golpes en el cuerpo y varios jabs fuertes en el rostro de Jones, sin embargo el norteamericano se los sacudía como si se tratasen de picadas de mosquito. La pelea fue tan desproporcionada como lo que ya se esperaba de ella. ¿Cómo esperar que los golpes de un boxeador que nunca pudo demostrar ser un GRAN 160 libras, le hagan daño a un ex-campeón de los pesos pesados? Esas cosas sólo se ven en video juegos donde se puede fantasear y poner a pelear a Lenox Lewis contra Sugar Ray Leonard.

¿Qué aprendimos de todo esto? Nada nuevo. Sencillamente confirmamos lo que por muchos años ha estado claro. Félix Trinidad es una gran fuerza natural que destruye a sus oponentes con una avalancha de puños que dejan a su oponente viendo estrellitas como si el boxeo se tratara de una comiquita de la Warner Bros. Sin embargo desde su pelea con Oscar De La Hoya, su derrota por KO ante Hopkins y su bochornoso combate ante Winky Wright, está claro que cuando se enfrenta a un boxeador de verdadero calibre, Tito se pierde, siendo incapaz de adaptar su estilo ante la adversidad. ¿Por qué? Papá nunca le dijo qué hacer. Así de transparente lució esa verdad el sábado ante Jones Jr. cuando Tito claramente se llevó los primeros dos rounds y al menos tres de los primeros cinco, por el mero hecho de que estaba tirando más puños, no necesariamente que estuviese haciendo más daño. Y luego de que Jones terminó de estudiarlo y comenzó su plan de ataque, ahí encontramos nuevamente al boricua con la mirada perdida, sin ningún plan B, sin ninguna dirección, sin ninguna ruta alterna que explorar.

Si algo positivo podemos sacar del combate del sábado, posiblemente el último de la carrera de Tito, es que Trinidad demostró por qué mueve el corazón de tanta gente y por qué es un candidato seguro al Salón de la Fama del Boxeo. Aun cuando Jones lo derribó dos veces, aun cuando la fuerza y la rapidez jugaban en contra de él, aun cuando nadie creía que podría sobrevivir los 12 rounds, aun cuando no sabía que hacer, Tito no dejó de tratar, de lanzar golpes, de forzar el combate, de buscar su oponente. La grandeza de Trinidad es que sin importar qué, nunca dejó de luchar. Y es por ese legado que quiero aprovechar este espacio para agradecer a Trinidad. Gracias Tito por todas las emociones. Con tu humildad y tu valentía supiste unir a un pueblo que buscaba un líder que les recordará como levantarse del fango y luchar. Aun así, ya no hay nada más que buscar. La titomanía es cosa del pasado y ahí debe permanecer para preservar su legado. Pero si Tito opta por no retirarse, ahí estaré, como el resto del pueblo, con el corazón en la mano a su lado. Por que ayer y hoy yo le voy al mío, pero por que realmente me importa, prefiero que no lo lastimen más.

14.1.08

Por ahí viene el circo.

“¡Damas y caballeros, niños y niñas, abran sus corazones y dejen volar su imaginación. Por que hoy, y sólo hoy, el Gran Circo Americano presenta un espectáculo nunca antes visto en el mundo. Vengan a ver al único púgil intocable que ha sido derrumbado, no una, sino dos veces, enfrentarse a un gladiador retirado que en sus tiempos de gloria hacia que una isla indefinida se creyera nación. No hay títulos de por medio, no hay historias de venganza, ni siquiera una pelea interesante en el resto de la cartelera, eso sí el pay-per-view te cuesta lo mismo, por qué en el Gran Circo de Don King todo puede suceder.”

Ya se escuchan los anuncios, los carteles adornan todos los postes y callejones, la gente hace fila frente a la boletería, el circo ha llegado y el 19 de enero abrirá su magna carpa en el Madison Square Garden para presentar, por una sóla noche, un espectáculo de muy poco atractivo pero que por nostalgia, fanatismo o apatía de ir en contra de la corriente, todos van a ver.

“Trinidad vs. Jones,” en el 2001 mencionar esa frase hacía que el corazón de los amantes del boxeo estallará de fervor. Roy era considerado el mejor boxeador de sus tiempos. Era una bestia rápida, indomable, de golpes relampagueantes tanto en rapidez como fuerza. Tito era la sensación del momento. Luego de darle una estocada mortal a la carrera de Pernell Whitaker y propiciar la primera derrota a Oscar De la Hoya, el púgil boricua era el querendón del boxeo. Sin darse un momento para respirar y vivir el momento, Trinidad subía de peso enfrentándose a los mejores nombres de su tiempo. En apenas dos años regaló emociones, caravanas y días feriados a granel con impactantes victorias ante David Reid, Mamadou Thiam, Fernando Vargas, y William Joppy. Ya para ese último combate, Tito se encontraba en las 160 libras como el “wild card” en otro de los trucos promocionales de Don King. en dónde unificaría los títulos de los tres campeones mundiales en el peso mediano, para sacar un gran campeón. Con su victoria sobre Joppy, ya Tito era campeón en las 160 libras, sólo faltaba arrancarle los dos títulos restantes en los pesos medianos a Bernand Hopkins y Trinidad vs. Jones sería una realidad. Era una pelea que estaba destinada a pasar. Pero no pasó. Entre Trinidad y Jones se interpuso el septiembre 11, el escándalo de adulterio de Tito y una dolorosa paliza por parte de Hopkins que destruyó no sólo el record perfecto del boricua, sino el ego de un país que le creía invencible. Luego de una victoria rápida ante el francés Hassine Cherifi, Tito anunció un retiro prematuro aun cuando HBO, su fanaticada, y sobre todo el deporte necesitaban de la titomanía. Al parecer Trinidad vs. Jones no pasaría. Dos años más tarde, el Félix Trinidad que prometió no volver, regresaba al ensogado para medirse a un duro contrincante en Ricardo Mayorga. La contundente victoria resucitó la idea de una pelea entre Roy y Tito, pero las fulminantes derrotas de Jones Jr. ante Antonio Tarver y Glen Johnson ponían más a Trinidad en ruta hacia un desquite contra Hopkins que una pelea con un boxeador que lucía acabado. Aun en ese momento, una pelea entre estos púgiles hubiese sido muy importante. Sin embargo cada cual siguió su rumbo. Roy Jones Jr. vió su carrera desplomarse al perder por segunda vez contra Antonio Tarver y Trinidad se encontró nuevamente en el retiro luego de su pelea con Winky Wright en la cual lo único que ganó fue un amigo.
Desde entonces Trinidad no boxea y Roy Jones Jr. ha ganado dos combates poco atractivos antes peleadores que le buscaban sólo para apuntarse un “nombre importante” en sus resumés. Así 7 años más tarde, llega a cartelera una pelea que el destino más que trabajar a su favor, hizo lo que pudo para que nunca pasara. La única razón por la cual veremos a estas dos leyendas salir de los libros de historia y medirse en una riña en la que ningún crítico, cronista o experto del boxeo puede calificar como algo serio, es que el arquitecto de la misma está acabo. Así es, esta pelea ocurre por que Don King no tiene nada más atractivo que presentarle al mundo. Bob Arum y Oscar De la Hoya lo han sacado del foco de atención. Está tan desesperado que necesita resucitar a los muertos para meterse de nuevo en la industria. ¿Qué pueden ganar los gladiadores? Roy Jones Jr. podría apuntarse una estrellita con Trinidad y utilizar esa victoria para buscar un par de peleas importantes para tratar de terminar su carrera algo más cercano a la gloria de donde un día cayó con fuerza. Trinidad, es difícil encontrar que puede ganar de esta pelea. Por eso tantas personas piensan que ha vuelto al boxeo tan sólo por dinero. Trinidad tiene su lugar sembrado en la historia y el corazón de los boricuas. Su carrera es intachable y haber perdido con boxeadores de la talla de Bernand Hopkins y Ronald Wright no es motivo de vergüenza alguna. La realidad es que al final del camino Tito vuelve por que sabe que hay algo mal en su carrera. En mi opinión Tito nunca debió retirarse en el 2002. La derrota ante Hopkins fue una señal que le decía que necesitaba aprender cosas nuevas, buscar un nuevo entrenador, un nuevo manejador y reenfocar su carrera. Tito debió asociarse con De la Hoya y ser parte del futuro del boxeo. Luego de Mayorga, Tito tenía que cogerlo suave y no luchar tan rápido contra alguien como Wright en el 2005. Pero con la mismas personas dirigiendo su camino, cometió los mismos errores. Félix Trinidad es el típico caso del gran boxeador, mal dirigido. No es el mejor campeón de todos los tiempos, por que no lo entrenaron bien, no lo protegieron bien y en el momento crítico de su carrera lo llevaron a toda prisa y lo aconsejaron mal. En el 2008 Trinidad regresa, con la misma compañía que no supo protegerlo y nuevamente a un combate en el cual hasta el creyente más fiel dice: “yo le voy al mío pero…” Si Félix Trinidad gana esta pelea será el final de Jones Jr. y una gran sorpresa para todos. Y después de ahí, qué. ¿Tratar de conseguir una revancha con Bernand Hopkins que a sus 42 años luce tan peligroso como el día en que derribo a Tito? ¿Arriesgar su controvertible victoria en una segunda vuelta con De la Hoya para que el Golden Boy pueda decirle al mundo que el fue el verdadero ganador aquella vez? ¿Una revancha con Winky? ¿Una última pelea de Shane Mosley? Y por favor, que a nadie se le ocurra ni siquiera pensar en una pelea con Mayweather. La realidad es que no hay alternativas allá afuera para Trinidad. Tito tiene mucho que perder cada vez que sube al ring y muy poco que ganar. Lo único realmente interesante para el deporte y para la carrera del púgil sería, que si puede ganar esta pelea, luche a 12 asaltos el corazón de los puertorriqueños frente al querendón del momento, Miguel Cotto.

Pero para poder soñar en una riña Cotto vs. Trinidad tenemos que comprar la taquilla, y comernos un manzana, un algodón o una bolsa de pop corn en el circo de Don King. ¿El pronóstico? Yo le voy al mío, pero…

9.12.07

Indiscutible.

El MGM Grand Garden Arena sonaba mas como un partido del Manchester United contra el Arsenal, que una riña de boxeo. Miles de fanáticos ingleses volaron hasta Las Vegas para apoyar a su héroe Ricky Hatton. Pero por más que los miembros de la hinchada inglesa forzaran sus gargantas y corazones, su entrega no fue suficiente para inyectarle al púgil la energía suficiente para derrotar a su rival.

La realidad es que Floyd Mayweather Jr fue más rápido, más preciso y conectó con mayor contundencia para demoler a Hatton en el décimo asalto con un poderoso gancho de izquierda. Hatton logró reincorporarse aunque su mirada lucía algo perdida. Mayweather aprovechó la oportunidad para descargar una batería de golpes sobre el inglés, llevándolo nuevamente a la lona. En ese momento el referee boricua Joe Cortéz detuvo la pelea, a la vez que en la esquina de Hatton lanzaban la toalla.

Para orgullo de Hatton, le hizo una excelente pelea a Mayweather Jr. En varias ocaciones sorprendió al “Pretty Boy” con su capacidad de asimilación de golpes y sus fuertes puños. Aun así fueron más las veces que el norteamericano dejó al “Hitman” buscando a su presa encontrándolo sólo cuando recibía un fuerte golpe.

La victoria pone a Mayweather con una impresionante marca de 39-0, 25 KOs subrayando una carrera envidiable por cualquier atleta. Floyd es indiscutiblemente el mejor libra por libra del boxeo y si se retira como viene diciendo hace tiempo, se va invicto. Algo que los grandes boxeadores de esta era nunca han logrado. Mayweather ha peleado con lo mejor que el boxeo ha podido ofrecer en 5 divisiones distintas, capturando campeonatos en 4. Sube y baja de peso para medirse con quién sea con una facilidad que asusta. Y aunque su actitud de fanfarrón hacen de él la persona que muchos quieren ver caer, sus victorias contundentes sobre estelares como Hatton, De La Hoya, Baldomir, Judah, Gatti,. Corley, Castillo, y Corrales, hacen de Mayweather Jr. una verdadera SÚPER ESTRELLA. Floyd no tiene nada que probarle a nadie. Su lugar en la historia está más que garantizado. Quizás por al preguntarle si su próxima pelea sería contra Miguel Cotto, Mayweather Jr. alabó la carrera del púgil boricua pero subrayo que aunque Miguel es un gran campeón y hay otros grandes campeones en las 154 libras, el ha hecho todo lo que tiene que hacer por el deporte del boxeo y que no peleará con nadie más. ¿Será Mayweahter el primer súper campeón que se retira invicto? Conociendo el boxeo, sólo la bolsa del próximo contrato lo dirá.

24.11.07

Miguel Cotto, campeón indiscutible, super estrella cuestionable.

Fue la duodécima campana la que acabo el combate. Los guerreros exhaustos a fuerza de golpes buscaban en los ojos de sus compañeros de trinchera una señal que les dijera que habían sido victoriosos. Al finalizar tres hombres dictaron la setencia que elevaría a un hombre a la gloria y posiblemente al otro a su retiro. Miguel Cotto fue proclamado vencedor de la batalla, continuando de forma exitosa su paso en los libros de la historia del boxeo y en los corazones de todos los puertorriqueños. Ya se escucha el cuchicheo en la calle, “Es mejor que Tito,” “Tiene el tesón de Benítez,” “Es lo mejor que ha dado Puerto Rico.” A mi pueblo le digo, aguanten los caballos muchachos: todavía Cotto necesita probarse más.

No me mal entiendan. Miguel Cotto es un gran campeón. Es un púgil inteligente que sabe adaptar su estilo de pelea a lo que le traiga un adversario. Para un hombre de huesos grandes, posee una excelente velocidad y le gusta pelear detrás de su defensa. Pero lo que hace de Cotto un favorito es su espíritu de pelea. No se quita, siempre está ahí para enfrentar a su adversario. Por otra parte Miguel también goza de un estilo de vida de poca disciplina. En el ring es famoso por su quijada quebradiza (aunque mucho que ha aguantado). Y a todo esto ha sostenido una cantidad de golpes que poco a poco van afectándole en sus próximas contiendas; Ejemplo de esto fueron las viejas heridas del combate de Judah que reaparecieron en su pelea con Mosley. Es esta dualidad de Cotto, la fortaleza de un dios griego, la vulnerabilidad de un mortal, la que hace de sus peleas tan interesantes. Sencillamente no puedes predecir que va a pasar.

Así me sentí durante todo el combate del sábado. En un cha cha chá en dónde el nuestro daba tres pasitos pa’ lante y dos para atrás. Ante un adversario de maña, experiencia, rapidez y poder, Cotto lució como un gran campeón, pero no impresionó. Sugar se le hizo en muchos round un contrincante difícil y hablamos de un hombre de 36 años. Miguel necesita caer en tiempo en este nuevo peso, recibir el reto de algunos primeros clasificados, si quiere un nombre grande que consideré a De la Hoya. Lo que no puede darse el lujo es de enfrentarse al ganador de Hatton vs. Mayweather Jr. Floyd Jr. es un niño, mucho más rápido y fuerte que Miguel. El fanfarrón acabará con el inglés Ricky Hatton y puede despachar a Miguel. Si Miguel quiere lo puede enfrentar más adelante pero todavía es una estrella muy joven que necesita crecer.